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Primero la Palabra

LA ECOLOGÍA GRIS

2024-07-05 Autor Administrador

El influyente pensador francés Paul Virilio –urbanista, filósofo y agudo crítico de la cultura-  asegura que además de la ecología verde, centrada en la contaminación de las substancias, existe una ecología gris, que se ocupa de la contaminación de las distancias. Según él,  en la actualidad vivimos en plena contaminación dromosférica. Esta contaminación consiste en imponer  a la especie humana un ritmo frenético de existencia. La prisa sin treguas es una característica dominante de nuestra época. Pareciera que nos hemos convertido en  almas que lleva el diablo. Y el desasosiego crónico causado por vivir siempre a las carreras se convierte en un verdadero infierno.

Paul Virilio nació en 1932 y siendo un niño le tocó ser testigo del dolor y la destrucción provocados por la Segunda Guerra Mundial. Vio como los invasores nazis erigieron en las costas francesas  numerosos bunkers y constató que a pesar de la apariencia indestructible de tales fortificaciones éstas caían ante los cañonazos y las bombas de los ejércitos aliados. Que esos edificios tan sólidos se derrumbasen, hizo a Virilio dolorosamente  consciente de la precariedad a que se encuentran sometidas todas las obras humanas y la vida misma.

Amante de las artes, Virilio colaboró  con Henri Matise poniendo vitrales en templos de París.  También trabajó con Georges Braque y tiempo después -sin haber cursado formalmente la carrera de arquitectura- desarrolló con Claude Parent lo que se conocería como arquitectura oblicua, innovador enfoque que mediante el aprovechamiento de pendientes, sensibiliza al ser humano ante la fuerza de gravedad y le revela  una manera natural de trascenderla. Su prestigio hizo que le invitaran a ser maestro de  École Speciale de Architecture  y años después a asumir su dirección.

Virilio está convencido de que hemos sacralizado la velocidad y de que ingenuamente creemos que ésta constituye un valor supremo.  Sostiene que no nos hemos dado cuenta de que la velocidad  implica incertidumbre, riesgos y accidentes. Así, por ejemplo,  cada innovación tecnológica, buscando velocidad en el transporte, ha tenido como  contrapartida una abundante pérdida de vidas humanas. Insiste en que el ferrocarril trajo consigo descarrilamientos; la aviación, estrellamientos;  y los modernos buques,  los peores  naufragios.

Peor aún,  la adopción irreflexiva de nuevas tecnologías deshumaniza y pone en peligro todo nuestro mundo.  En la realidad virtual, consecuencia de la tecnología electrónica, se manifiesta la paradoja de que podemos estar en muchos  lugares al mismo tiempo, sin estar verdaderamente en ninguno. Y teniendo herramientas más poderosas para la comunicación, es un hecho que cada vez nos comunicamos menos con nuestros prójimos. Vivimos cautivos en la inmediatez de los aparatos.  El vertiginoso presente virtual eclipsa  a nuestra historia real y diluye nuestros proyectos vitales. Por supuesto, eso equivale a la pérdida de identidad, ¿pues qué autoconciencia es posible una vez que perdemos nuestra historia personal y los proyectos que más valoramos?  La velocidad como modus vivendi afecta también nuestra inteligencia y nuestra capacidad para actuar sabiamente. Alienación pura y simple es querer ganar tiempo a costa de perdernos a nosotros mismos.

Es oportuno recordar un pasaje de la obra más destacada de Antoine de Saint-Exupéry:

-Buenos días- saludó el principito.

-Buenos días- contestó el mercader.

Se trataba de un vendedor de píldoras que quitan la sed.  Se las ingiere una vez a la semana y así se pierde la necesidad de beber.

-¿Para qué vendes eso?- quiso averiguar el principito.

-Para economizar tiempo-dijo el mercader-. Investigadores han podido calcular que así se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.

-¿Y qué se hace con los minutos ahorrados?

-Lo que se quiera…

-«Pues yo -dijo el principito- si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría lentamente hacia una fuente…»

 

Tras considerar las audaces tesis de Paul Virilio resulta válido concluir que la ecología gris no es una gris ecología.